Enviado por editor el Sáb, 26/04/2025 - 10:20

Contra la tranquila grandeza

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Alicia Martín

Contra la tranquila grandeza parte de una sospecha sobre el relato y los fundamentos formales que han articulado el canon de la Historia del Arte a lo largo de los siglos. El título tensiona el principio formulado por Johan Joachim Winckelmann, considerado como uno de los “padres de la Estética”, en el siglo XVIII: “noble sencillez y tranquila grandeza”, que cimentó el paradigma clasicista. Lejos de una oposición frontal, la exposición plantea una fricción con la autoridad del canon que nombra, ordena y jerarquiza.

Con el propósito de señalar la fragilidad de la autoridad estética, la exposición propone una distorsión de los aparatos ideológicos del canon, reapropiándose y tensionando sus formatos tradicionales. La biblioteca, entendida como sistema de ordenación, se presenta hecha añicos, aludiendo a la fragmentación de los saberes legitimados. El retrato, representación normativa de una individualidad particular, aquí se construye mediante la aglomeración de revistas de arte, diluyendo ese sentido de unicidad en una identidad colectiva, en un retrato de retratos. Por su parte, el ornamento clásico, símbolo de la grandeza formal, se revisita en una voluta barroca hecha de malla metálica. Normalmente utilizada como base y armazón de la forma, aquí la malla pasa a un primer plano, planteando el contraste entre la “nobleza del material” y la intención de adornar con un material inadecuado. Así, la forma se mantiene, pero el material la traiciona.

Mediante la fragmentación y la subversión de formas establecidas, Contra la tranquila grandeza propone una mirada hacia la tradición desde gestos disruptivos que erosionan la autoridad estética, sus narrativas, símbolos y materiales.